¿Quieres ser mi novia?

Un vínculo único y especial, el que una mujer tiene con su mejor amiga.

Escrito por: Tere Díaz

Tiempo de lectura: 4 minutos

Sin duda, en más de una ocasión a lo largo de nuestra vida, la persona que es nuestra confidente y cómplice es nuestra mejor amiga. Pero esta etiqueta se queda muy corta, ya que es quien nos acompaña en las buenas y en las malas, es quien logra hacer la diferencia en nuestro día a día, es con quien tejemos el “ir y venir” de la vida; hay un vínculo estrecho que nos une con la cabeza, con el corazón, con las risas y con momentos de silencio y reflexión.

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En las buenas y en las malas

Durante la vida de una mujer, y en especial en estos tiempos en los que los roles de género se van diversificando, hemos de cosechar la relación con una fiel compañera que juegue el importante papel de lograr, desde un intercambio lleno de complicidad, ser fuente mutua de apoyo emocional y estabilidad. Imaginemos la vida de antes, en la que el matrimonio tal vez era un arreglo social y económico que fallaba en dar la camaradería, la ligereza y el soporte emocional que necesitaba una mujer; ¿en quién recaía ese papel? ¡En las amigas! Quizás en una mejor amiga…

Yo por eso, si bien siempre he tenido amigas amadas, también en cada etapa de mi vida me he acompañado de una novia: una mujer especial, una par, una confidente, una aliada, un amor amistoso, una compañera de juegos, de llantos – y según el ciclo vital – también  socia para las fiestas, para echar novio, para estudiar, para criar hijos, para cuidar padres, para resolver dilemas, para salir de atolladeros y depresiones, para viajar… sí, un vínculo especial, en mi caso con mujeres, pero ¿por qué no podría ocupar ese puesto de novio-amigo un hombre? Y aclaro que el término aquí excluye cualquier vínculo erótico y sexualidad ejercida.

vínculo único y especial Mejor amigaEs momento de dejar de lado la idea arcaica en la que la fuente primordial de identidad femenina es su vinculación con un hombre. Ese rol del que muchas mujeres aún “se cuelgan” para ser “alguien”: la hija de…, la esposa de… o la hermana de tal.

Por lo tanto hay que aprender a construirnos a partir de nuestros propios sueños, intereses y valores, y de la riqueza que nos da el vínculo especial con otra mujer: aquella con quien construimos una amistad íntima y profunda y muchos momentos de compañía, apoyo, crecimiento y deleite. Yo, siendo heterosexual, la llamo mi novia por la cercanía emocional, mental y social de nuestras vidas. Agradezco su presencia y valoro su papel de consejera, protectora y compañera de mi vida.

Por eso hoy te pregunto desde este lugar: y tú, ¿tienes novia? No te pierdas de esta oportunidad.

 

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